1 de marzo de 2013

El antojo

Un viernes como cualquiera Alex, desde exigirme levantarme de la cama, vestirme y comer un poco, esperar la hora adecuada para irme hacia en Cenlex, un viernes completamente aburrido. Y no ha sido la excepción por la tarde, esperar a que terminen de cerrar el negocio e irnos a comprar las flores.

Te compre unas lilis, para no desentonar con las que tu mamá compró, se que no te interesa el precio de las flores si no el color y es lo que a veces busco pero tu mamá se molesta cuando compro algunas baratas, a veces quisiera salir corriendo de todo esto.

Estoy tan harta y cansada de cuidar cada uno de mis movimientos y palabras con ella, si tan solo la vida fuera tan sencilla como antes, si tan solo siguieras conmigo Alex, por momentos pienso que en cualquier momento entrarás por la puerta con tu maleta y me daras un lindo y tierno beso en los labios.

No recuerdo exactamente la charla que hemos tenido al regreso del mercado de Jamaica, compre algunas flores moraditas para la casa, uno de tus colores favoritos Alex, los claveles que tengo ya estan bastante mal.

Tu hermana estaba bastante inquieta pues Andrea no tardaría en llegar, por lo mencione no era necesrario que me acompañara, además tenía antojo de comprar algo, y accedieron de alguna manera.

He comprado una torta al pastor afuera de la iglesia Alex, me sentí como si estuviera haciendo alguna travesura aunque me sentí vacía y triste al comprar solo una. Volví a casa lo más rápido que pude, al llegar le marque a tu mamá para avisarle que ya me había encerrado, luego a mi mamá para contarle lo que habiamos comprado en Jamaica.

Sin tener hambre me he comido la torta y como recordarás a la mitad me ha dado un poco de asco pero he recordado tus palabras Alex, me la he comido toda, bueno casi toda. Espero no estar pagando las consecuencias más tarde, creo no podré dormir temprano.

Alex... te extraño mucho... ven ya por mi... TE AMO.

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