31 de agosto de 2020

El hoyo en el libro

A las 8 de la mañana me levanté, con el tiempo suficiente para prepararme y estar lista para las 9 de la mañana, aunque antes le he marcado al ahijado pues ayer quedó en acompañarme, por suerte, según me dijo, ya estaba por salir del cuarto, así que en cuanto lo hizo nos pusimos en camino, por supuesto para no arriesgarnos nos hemos ido en el coquito, por fortuna no tuvimos tanto tráfico como imaginé, aunque al final si hice bastante tiempo.

Me he estacionado en el mismo lugar de la vez pasada, y pensando en que me tardaría un poco más, le he puesto 15 pesos al parquímetro, de ahí caminamos directamente a la clínica, donde le pedí que me esperara afuera, pasé a que me tomaran la temperatura pero creo la señorita era nueva, o que se yo, pero hizo cada pregunta que me sacó de quicio, la mejor fue cuando le pregunto a su compañera si era posible que me resurtieran mi receta, que por cierto era del día y no lo había hecho antes, hasta le enseñó mis hojas a lo que su compañera solo le dijo: son recetas del día.

De ahí pasé a la farmacia, por suerte no había gente y salimos de ahí en menos de 20 minutos, como verás un desperdicio haber puesto 15 pesos (1.5 horas más o menos) en el parquímetro, así que fuimos al Oxxo por la recarga de mamá y de ahí a comprar un tamal para el ahijado pues ninguno de los dos habíamos desayunado.

El regreso fue mucho más rápido ya que todo el tráfico estaba del otro lado, al llegar guardaos el coche y acompañé a Ángel a su casa pues su mamá le dijo ayer que hoy ya tenía que quedarse con ella y ayudarle, al final me dijo que sería por la tarde cuando iría a la casa por sus cosas, creo que fue pensando en que su mamá se ablandaría y accediera a que se quedara más tiempo conmigo.

El resto del día lo he pasado viendo algunos temas del correo, entre que unos usuarios no les servían el Outlook, como estar bloqueando direcciones de correo basura, sigo sin entender aún como es que las personas se inscriben a listas que ni al caso, solo por el afán de tener correos en su buzón, o que se yo, pero bueno.

Pasadas las 5 de la tarde me mandó un mensaje Ángel para que le abriera la puerta, subimos a los cuartos de arriba y le ayudé a ordenar un poco el lugar, mientras el guardaba sus cosas en su maleta, creo que aún en ese momento guardaba la esperanza que su mamá lo dejara quedarse más, pero se equivocó, ni hablar Alex, justo ahora que escribo comienzo a sentirme un poco sola, al menos antes podía mandarle mensajes y bajaba, o me tocaba por la ventana para que le diera algunas tunas o algo de cenar, en fin.

Por la tarde, cuando hacia el corte de caja, me di cuenta que uno de los libros tenía como un polvito, vaya sorpresa me he llevado que dicho libro estaba comido por un insecto, así que a limpiar un poco Alex, por suerte solo ha sido ese libro, por supuesto me he sentido mal, triste, ojalá estuvieras acá para decirme: “Luego lo buscamos en las librerías de viejo”, solo que ahora estaba sola, limpiando y tratando de no llorar, de verdad me sentí mal Alex.

Al final, justo cuando me iba a dar un baño, me di cuenta de que dejo su estropajo, será en otra ocasión cuando vuelva se lo de, y no es que estemos tan lejos, en fin.

Me haces tanta falta Alex, ven ya por mi… TE AMO.

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