8 de enero de 2020

La bufanda

Como cualquier otro día me preparé para ir al trabajo, aunque tenía más ganas de quedarme en la cama que otra cosa, sin embargo he salido a tiempo para no toparme con gente en el transporte, extrañamente hoy he tenido que esperar un poco en el metrobús pues había un buen de gente, hasta tuve que apretar el botón para que se subiera un señor en silla de ruedas.

Ya en el trabajo el día se me fué de volada, cuando menos lo pensé ya era la hora de salir, solo que antes de irme a la casa he pasado al departamento del Ing Harper para tomar café, esta vez me ha contado de lo mal que ha estado pues, entre el dolor del hombro por el guamazo que se metió, el corazón que ya le está fallando y ahora está el tema de la bacteria en sus pulmones.

Bacteria que me hace pensar bastante pues es la que yo tenía y que Juan Manuel me trato durante varios meses con inyecciones muy dolorosas, de solo acordarme me duelen las pompas, así que mantendré un poco a raya el contacto con el, sobre todo por el tema de su bacteria y mi sistema inmunológico que anda medio bajo.

Ya de regreso me he venido por el camino conocido, solo que en una parada del metro a un señor se le cayó su bufanda, la recogí y esperé a que lo notara para devolversela, pero no volteó, ya casi cuando se comenzó a mover el metro volteo, traté de dársela pero nada, hasta un señor me ayudó pero no se pudo, al final le he regalado la bufanda al señor que trato de ayudar, cuando lo vi mejor era un señor con tenis bastante gastados y ropa un poco delgada, para el frío que estaba haciendo era mucho Alex, la verdad no me peso dársela, de hecho sentí bien hacerlo.

Ya en casa he hecho una planificación mental de lo que tengo que hacer ahora que Vic por fin pague las licencias de Office 365, espero no meterme en camisa de 11 varas. Más tarde he estado hablando con mamá mientras regaba las plantas, de hecho solo fueron las de enfrente porque las que están por la escalera las vi aún con la tierra húmeda, así que no tenía motivo para echarles más agua, mientras tanto mamá me estuvo contando sus aventuras, además de los chismes de la familia, que en sí poco me interesan.

Terminó el día pensando mucho en ti Alex, ojalá estuvieras acá para apoyarme.

Alex... ven por mi... TE AMO.

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