24 de julio de 2019

La cita de mamá

Hoy no he ido a trabajar pues lleve a mamá a una cita médica, para lo cual nos quedamos de ver en el metrobus, de ahí me la he llevado en transporte hasta el Estado de México, digamos que del otro lado donde ella vive, quizá hay otro camino más corto pero no lo sé bien Alex, en fin, el plan era perfecto pero nunca esperé que me doliera tanto la pierna derecha, lo que hizo que caminara muy lento y mamá se desesperara un poco, espero que no sea más que un simple tirón muscular.

Creo que ha sido por el entrenamiento marca diablo de Cris, maldito Cris, bueno pero sigamos con la cita de mamá, como no habíamos comido, fuimos a una tortería, mi idea era invitarla a un restaurante, pero no encontré ninguno a la vista, así que nos metimos en el primer local que vimos, gran error, pues apenas nos dieron las tortas, me dio un poco de asco, que pensé era por la grasa, pero creo que no era solo por eso, bueno pues al final solo me comí la mitad, mamá igual, y nos pusimos en camino.

Aunque llevábamos cita, tuvimos que esperar más de 2 horas, tiempo en el cual mamá se desesperó pues como yo no hablo casi y ella sí, se le hizo una eternidad, hasta que por fin fue su turno de pasar, por más que le dije que no mencionara eso de que “mi hija me pegó”, lo hizo, así que comienzo a pensar que debe ir con un psicólogo para que comience a trabajar en esa herida que aún le atormenta, pero bueno.

Escuche atenta a lo que le dijeron y le pidieron algunas cosas para la siguiente cita, lo que, si nos sacó mucho de onda, han sido los comentarios que le hicieron a ella, mientras yo estaba afuera, cosa que me dijo mientras íbamos de camino a casa, y bueno, espero tenga un poco más de fe y se anime a ir a la siguiente cita, todo depende de ella.

Lo que si me ha quedado claro hoy es que ella ve más por ella que nada, mientras me veía que apenas y podía caminar, ella lo hacia a su ritmo, cosa que me desesperó mucho, luego que nos comienza a llover, así que cuando cruzábamos un puente para dejarla en la pesera que la lleva a su casa me dice: “déjame aquí y me gritas en que pesera me subo”, bien sabe que no puedo gritar pues me lastimo la garganta, hasta la gente me veía con pena cuando me veían caminar, sin embargo ella no hizo nada para ayudarme con el malestar, en fin.

Después de dejarla me he ido a la casa, en verdad que me duele la pierna Alex, apenas cruce la puerta y me recosté en el sillón, esperé un tiempo hasta que me llamó para decirme que ella también estaba mal, que sus mareos y no se que más, puedes creerlo Alex?, siempre sale con su “yo también”. En fin.

Me haces tanta falta Alex… no puedo más… ven por mi… te lo suplico… TE AMO.

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