30 de octubre de 2018

La tapa de la licuadora

Antes de las 6 de la mañana han llamado a casa, pensé que era el señor del gas, pero no, es la empresa que me ha estado acosando por el adeudo que mi mamá tiene con la luz, pero bueno, a las 6 de la mañana ya estaba llegando el camión del gas, así que salté de la cama en cuanto los escuché gritar y, como siempre, me despacharon en menos de 5 minutos, como siempre muy amables y rápidos.

Así que, ya estaba levantada de la cama, aproveché para que nos fuéramos al hospital temprano, y aunque a mamá no le gustó la idea de que nos fuéramos tan temprano, no le quedo de otra, así que nos pusimos en camino y antes de las 7 de la mañana ya estábamos dejando el carnet para su cita, lo que no me gusta de ir es que tengo que estar a las vivas para que atiendan a mamá rápido, sobre todo por que casi todos son de la 3era edad, y algunos se ponen pesados cuando no los atienden.

Como siempre, me la he pasado dando mi lugar a gente que lo necesitaba, hasta me di el lujo de quitar una bolsa, que estaba apartando el lugar, para sentar a una señora que realmente lo necesitaba, pero bueno, por fortuna mamá ha sido la primera en ser atendida, y después de charlar con su doctor, subimos a la dirección para hacer el tramite de la constancia, por lo que tuvimos que ir a la papelería de enfrente y pagar para que nos hicieran el escrito, todo mal hecho pero bueno, y entregarlo en la dirección.

Ha sido al salir que, con hambre, hemos ido a desayunar algo, aunque antes de entrar compramos unos atoles, pero no eran suficiente, así que lleve a mamá a la plaza para desayunar pues el restaurante que le gusta estaba lleno, y como bien dice ella, ya la comida estaba muy manoseada, así que fuimos a aquella plaza, la que solíamos visitar Alex, para almorzar.

He sentido feo al ver las mismas tiendas que recorríamos nosotros, de hecho, hasta los mismos escaparates y hasta los mismos peluches, pero esta vez solo iba yo, casi me suelto a llorar, pero me concentré en mamá, ella pidió unos tacos de cochinita y una quesadilla, yo pedí unas enfrijoladas que no pude terminarme y al final ambas pedimos un flan de la abuela, bastante rico, y de ahí nos fuimos hacia su casa.

Como siempre, la pesera se tardo bastante en pasar, ahí mamá se desesperó un poco porque no pasaba ninguna que la llevara hasta su casa, ha sido hasta 20 minutos después que por fin paso una, la subí y me vine a casa, pensando mucho en ti Alex.

Ya en casa me recosté un poco en el sillón y me quedé dormida, ha sido la lluvia la que me despertó y, con pocas ganas, me fui al gimnasio, hice mi rutina y me vine a casa, realmente me haces falta Alex, mientras caminaba pensaba la de veces que lo hicimos juntos por esas calles, si el pensamiento pudiera traer de vuelta a una persona, ya estarías a mi lado.

Por la noche, aproveché para cocinarte, bueno al menos solo el caldo para los huazontles, que pondré en la ofrenda este año, espero tu hermana me deje ponerte algo en la suya, pero al menos en casa eso te espera, solo que mientras lavaba los trastes, la tapa de la licuadora se me despedazo, prácticamente se deshizo en mis manos, así que tendré que comprar otra, quizá la encuentre en el rodante de los sábados o quizá tenga que ir al centro, pero de que la repongo, la repongo.

Casi me suelto a llorar cuando junté los pedazos para ponerlos en una bolsa, no se Alex, de nuevo se me viene abajo todo lo que hicimos juntos, duele mucho… mucho.

Alex… no puedo más… ven ya por mi… TE AMO.

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