14 de marzo de 2018

El comentario ofensivo

He tenido un día un poco complicado Alex, todo iba bien o más bien como usualmente va, hasta he ido con Margarita al super y pude pagar con la tarjeta de mamá, ni peros me pusieron al momento de enseñar su credencial, así que creo que es la forma en la que voy a usarla, por supuesto avisándole siempre a mamá de lo que compre, pero bueno.

Al regresar continúe la charla con el Ing. Harper, y sin pensarlo o imaginarlo me ha salido con un comentario tan ofensivo que me cimbró, para no ponerlo tal cual te digo que me dijo gorda, que no cuido mi alimentación como debiera y sobre todo que tengo lo que el denomino como “brazos de alacrán” por el ejercicio que, por cierto, mal hago.

Puedes creerlo Alex?

Por supuesto le hice notar mi disgusto y le mandé un mensaje tan cortante que el trató de disculparse, pero esta vez creo que dejaré de hablarle por un buen tiempo, que se ha creído este señor, no estoy como para aguantar los desaires de la familia, mucho menos comentarios de personas que ni de mi familia son.

Y creo que se dio cuenta lo desatinado de su comentario que ha dejado de escribirme o quizá está esperando algún mensaje mío, que, por supuesto no enviaré, y vaya que me he percatado que lo espera pues varias veces vi que estaba en línea.

Cómo puede ser que una persona haga tanto daño con unas simples palabras Alex?, ni a mi madre le permito ese tipo de insultos, mucho menos a ese ingenierito, pues que se está creyendo.

El resto del día lo he pasado fatal, ni siquiera estando en el gimnasio he logrado dar vuelta a la página, sigo dándole vueltas al asunto, sobre todo analizando sus palabras, vaya que yo no me mato en el gimnasio para tener un cuerpo de campeonato, ni siquiera en mis mejores tiempos logre tenerlo, a lo más fue pesar 55 kilos y no tener panza, que por cierto me cuesta bastante mantener a raya, pero tengo.

Eso de que llevo a medias la dieta, pues tiene razón, aunque como todo el día no me extralimito, sobre todo porque me ha costado bastante trabajo bajar de peso, y con lo fácil que es ganarlo, solo me doy ciertas libertades de vez en vez, y como a ese señor suelo verlo los fines de semana y son justo esos días en los cuales no son tan estricta, pero bueno.

Y el tema de los “bazos de alacrán” pues no me queda bien en claro.

Estoy segura de que me regañarías de estar aquí conmigo, de hecho ni siquiera lo habría conocido.

Alex… no puedo más… ven ya por mi… nada está bien… TE AMO.

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