19 de diciembre de 2016

La sudadera

Hoy he tenido un día tranquilo en la oficina, aunque sigo despertándome con la nariz congestionada y tengo que limpiarla en cuanto me levanto de la cama, a veces termino con el papel lleno de sangre, otras veces no es tanto, pero por lo regular el papel termina ensangrentado.

Al llegar he buscado el camión de la basura pues, como siempre, terminó saliendo un poco, más que nada al revisar la fruta que tenía en la casa, así que mis intentos de no tener basura se fueron al traste, por fortuna el señor de la basura es bastante amable, nunca me ha puesto un pero al verme llegar con mi bolsita, aunque a veces se me olvida y termino mezclando la basura, como hoy.

Poco tiempo después llego Margarita, y aprovechando que nos habíamos quedado solas en la parte de arriba del taller, comenzamos a reubicar los muebles, primero a mover las mesas, luego dividimos el librero en dos secciones y sacudimos un poco. No quiero ni imaginar cómo se pone ella al momento de hacer la limpieza, con el simple hecho de mover las mesas y reubicarlas me hizo sacudir a conciencia.

Me ha tocado ir con la dentista, retiró el alambre que me puso y ahora debo traer unas ligas para juntar los dientes, solo que a mi parecer ha dejado los de en medio desprotegidos y estoy casi segura que van a terminar separándose mucho más, así que al llegar a casa voy a poner una liga adicional, espero no se moleste, pero con lo distraída que es seguro ni se acuerda, finalmente lo único que quiero es que quite los espacios que hay entre ellos.

El arreglo me convino pues ahora tengo mucho más espacio, el de ella se vio reducido y creo que no le gusto, no por la mesa que ahora tiene, más bien es por el hecho de que no se puede extender cual lechuga, como solía hacerlo anteriormente, creo que en poco tiempo terminará pidiéndome que reubiquemos las mesas.

Por fin Sergio ha traído la miel que prepara su hermano, esta vez todos hemos comprado uno o dos frascos, en mi caso han sido dos, aunque al principio pensé en solo comprar uno pues aún tengo en casa mi frasco además de que mamá me regreso el suyo porque, en teoría, la hizo sentir mal, seguro no le gusto el sabor, ya ves cómo suele ser ella de sangrona.

Justo antes de comer Vic y Sergio han ido al centro comercial para comprar los insumos de sus ensaladas, pero olvidaron invitarme, por fortuna Vic se acordó que he querido comprar la bolsa de almendras tostadas, así que me mandó un mensaje para preguntarme si quería que me comprara una bolsa, he dicho que sí, así que termino el día laboral con más espacio para trabajar y debiéndole dinero a Vic y Sergio, ni hablar.

Ya en casa he pasado con tu mamá y se me ocurrió darle un frasco de la miel, charle con ella un buen rato y de nuevo estuvo dando lata con lo del préstamo, llego un punto en el cual le dije que no iba por eso, pero ella insistió sobre que en cuanto pueda me iba a pagar, situación que realmente me molestó Alex, estuve a punto de levantarme e irme de ahí, pero aguanté.

Me contó lo que paso el sábado, que el doctor ya la vio mucho mejor, que comió carnitas y se acordó de mi pero no pudo traerme porque no vendían por kilo, solo por taco, también sobre los gastos que aún debía y que a quienes más les dio dinero, entre otras tantas cosas. La he visto mucho mejor que antes, más lucida y sobre todo habladora, aun la semana pasada se quedaba medio dormida cuando la iba a visitar.

La “guinda del pastel” ha sido que se puso la sudadera de Don Manuel, varias veces me dijo que tú se la habías traído y la guardaba con mucho amor, etc, etc. Pero bien sabemos que no es cierto Alex, esa sudadera se la disté a Don Manuel cuando fuiste a Francia y por la cual llegamos a tener problemas ya que yo la quería, por supuesto tus palabras han resonado en mi cabeza, eso que siempre me dijiste cuando la llegaba a mencionar, así que preferí callar y traté siempre de cambiarle el tema, no quise darle la razón a algo que no es cierto.

Así que he llegado tarde al gimnasio, Mauricio me ha dado una rutina para la parte superior bastante cansada, así que al final no me quedaron ganas de hacer los 20 minutos de cardio, preferí volver a casa, además de que ya era muy tarde. Y mientras preparaba mi ensalada charlé con mamá, más que nada sobre la situación de mi tía, ahora resulta que su ex marido va a mandar a sus abogados para llevarse las televisiones y venderlas, entre otras cosas, y ha mandado decir que pobre de mí tía si ha tocado algo. Bastante complicada la tiene mi tía, allá ella y sus problemas, cuando nosotras tuvimos los nuestros no se dignó en venir a ver a mamá y justo ahora me viene diciendo que no la trató del todo bien cuando la operaron de los ojos.

Termino el día pensándote Alex, recordando ese momento de la sudadera, la de cosas que hablamos por la misma y sobre todo tus palabras.

Alex… me haces tanta falta… ven ya por mi… te lo suplico… TE AMO.

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