30 de diciembre de 2016

Comiendo con el oso puh

Hoy tampoco he ido a la oficina, ayer nadie iba a estar y hoy iban a salir para entregar equipo, así que me he quedado más tiempo en cama. He aprovechado para quedarme el mayor tiempo posible en pijama y casi no he hecho ruidos para no hacer notar mi presencia y luego tener que dar algunas explicaciones.

A la 1 de la tarde comencé a prepararme para salir, ya que he quedado de verme con tu amigo Alex, el Oso Puh, la cita ha sido en la librería que está frente a Bellas Artes, y aunque salí con tiempo suficiente he tenido que mandarle un mensaje ya que iba retrasada.

Y no ha sido mucho, me encontré con el pasados 10 minutos. Lo primero que hicimos fue darnos un abrazo y desearnos lo mejor para el año que entra. De ahí hemos caminado hacia el famoso Café Tacuba, realmente la construcción y decoración es muy linda, pero un lugar bastante caro, cada plato costaba arriba de los 150 pesos.

Esperé a que él ordenara para pedir exactamente lo mismo, se decidió pedir el menú del día, él ha seleccionado carne mientras yo preferí pollo, pero solo he podido comer la mitad de la mitad, lo que me ha sobrado lo pedí para llevar, no iba a dejarlo Alex, además de que era pechuga me gusto su sabor.

Hemos hablado de varias cosas, de cómo te extraño, de que el extraña a su madre y en algunas ocasiones la charla giro hacia su vida sexual, no entiendo por qué pero cada vez que pasaba eso trataba de prestar poco interés y cambiar el tema. En uno de esos cambios hablamos de hijos, según él su instinto paternal lo canaliza hacia sus sobrinos a quienes les ha comprado algunas cosas. He de decirte que varias veces dejé que hablara y solo asentía o dama mi punto de vista de forma vaga.

En cada charla esperaba que me contara anécdotas tuyas Alex, solo me ha dicho que te gustaba estar en el barrio chino, cosa que ya sabía, que compraste muchas cosas chinas en el viaje que realizaron juntos, cosas que ya sabía Alex, nada nuevo.

Lo que me ratifica el que soy la persona que más te conoce, dudo mucho que tu mamá sepa todas las cosas que yo sé de ti, realmente nadie nos llegó a conocer Alex, solo éramos nosotros en este mundo, lo demás no importaba, solo que te fuiste y me dejaste atrás.

Al salir del restaurante le he pedido que me acompañara a la panadería, ya que últimamente tengo antojo de pan, mientras caminábamos algunas veces sentí el rose de su cuerpo contra el mío y ha sido bastante incomodo Alex. Ese gesto suyo de tocarme el hombro de forma protectora no me has gustado, de hecho, en varias ocasiones me he sentido incómoda y creo que lo notó cuando nos hemos despedido pues quería acompañarme a la parada del camión, sin embargo, he aprovechado la primera estación del metro que nos topamos para despedirme de él con la promesa de vernos en su próxima venida a la ciudad.

El regreso ha sido tranquilo, me vine en el trolebús y traté de distraerme un poco leyendo pues necesitaba ir al baño, cuando menos lo esperé ya estaba en Calzada de Guadalupe, pasé a saludar y me vine a la casa para prepararme e irme al gimnasio.

Muy poca gente ha asistido, creo que la mayoría está de vacaciones, así que he podido aprovechar la atención de Mauricio para cumplir con mi rutina y llegar temprano a casa. El camino de regreso lo he sentido un poco largo, me has hecho una falta tremenda Alex, tantas cosas por compartir y no poderlas comentar contigo.

Alex… no tardes en venir por mi… ya no quiero estar aquí… en serio… duele mucho… TE AMO.

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