4 de marzo de 2015

Poniendonos de acuerdo

Todo tranquilo en la oficina, quizá sea por el hecho de que Vic no está, sigue en Salina Cruz con Enrique, así que tenemos el internet mucho más rápido. En las instalaciones solo estábamos Margarita, Don Jorge y yo, hasta Pedro se ha ausentado, según porque está prospectando, espero que sea verdad pues Vic es feliz con pedidos.

Por la tarde, al llegar con tu mamá, hemos estado poniéndonos de acuerdo con lo que haremos para tu misa, le he dicho que pongo algunos tamales y, como siempre, pagaré la misa. Por supuesto ella se ha quedado pensativa con lo que le dije.

Afortunadamente llegó Cecilia y confirmó lo que le he dicho, para que luego no salga con que no pago nada sobre ti, cosa que es mentira, pero bueno. Ella estaba en el entendido de que siempre las había pagado, pero no es así.

Hemos quedado en ir a apartar los tamales el viernes, espero que podamos ir el sábado y evitar el tráfico, y en todo lo que debemos comprar, por supuesto dividiremos los gastos. Aunque lo más importante, para mí, es la misa.

Ya en casa he estado reflexionando las cosas, espero no llegar a tener un problema por lo de la renta, ni hablar Alex, finalmente no me quedará de otra, debo desocupar los cuartos y pagar lo que ellas quieran, todo por mi estúpida idea de quedarme ahí, en los restos de nuestro mundo.

A veces me pongo sumamente triste cuando veo a mi alrededor y recuerdo los sueños y planes que teníamos, todos ellos ya en el bote de basura. Heme aquí Alex, con un corazón roto y un bote lleno de sueños y planes, todos rotos.

Me siento muy cansada Alex, duermo pero no descanso y eso ya me está cobrando factura, a veces me cuesta mucho trabajo concentrarme, otras me distraigo fácilmente, total que todas las cosas “importantes” que me deja Vic he podido terminar muy pocas.

De nuevo estoy dependiendo de las pastillas para dormir, comencé a dejarlas pero con tantas cosas me resulta difícil, si no es una cosa es otra, pero siempre hay problemas, y algunos de ellos son bastantes fuertes, como los de Carmen, pero es su avaricia lo que la tiene así, realmente somos tan diferentes.

Cada vez que pienso en eso recuerdo las palabras de Markus, mi hermana era desechable mientras a mí me deberían mantener cerquita del corazón, aunque en este caso tu corazón se encuentra bastante lejos.

Alex… ven por mi… TE AMO.

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