10 de agosto de 2014

El café en polvo

De nuevo a levantarse temprano, hoy me ha costado más que otros días, pero aun así lo he hecho, lleve a tu mamá a misa, solo que hoy estaba bastante adormilada, resulta que ayer los bonies tuvieron fiesta y no las dejaron dormir, hasta Cecilia tenía una cara de pocos amigos.

Estuvieron en misa, se tardaron bastante en salir pero luego me dijeron que a tu mamá le dieron ganas de ir al baño y como sigue un poco mala de las vías urinarias no quieren arriesgarse. Lo más chistoso de la mañana fue cuando tu mamá en cuanto me habían vendido las tunas pues se dio cuenta que llevaba varias.

Luego las he acompañado al rastro, ahí es donde supe que le habían regalado una guayabera a José Luis y que este ya ha bajado más de 30 kilos, seguramente debido a la dieta a la cual lo tiene Nancy.

Y volvimos a casa temprano, de ahí con mamá, me preparo un rico desayuno y luego hicimos algunas compras, las de siempre Alex, pero me pidió que la acompañara a un mercado cerca de su casa, uno que no conocíamos ninguna de las dos, me ha dado bastante miedo caminar por ese lugar pues había mucho vago, afortunadamente no ha pasado nada.

Después nos hemos ido al mercado de siempre, resulta que mi tía Chayo le dijo que te pusiera claveles blancos, aunque por sus rumbos son bastante caros, puedes imaginar que cada uno de ellos vale 3 pesos cuando en Jamaica la docena no llega a los 15 pesos. Pero bueno.

Cuando íbamos de camino encontramos a un señor, Don Lalo, que vendía café y otras cosas, pregunte por una lata del café que suelo tomar todos los días en la oficina, 130 pesos la lata de más de 1 kilo. Afortunadamente para mi tenia latas más pequeñas, compre una y mamá otras cosas.

El regreso a casa estuvo tranquilo, solo que me intriga lo que mamá me dijo sobre uno de sus vecinos, le dicen Pipo, resulta que el conoció a mi padre, es bastante alto y muy serio, a veces me dan ganas de ir a su casa para que me cuente más cosas, pero otras veces prefiero dejar las cosas así.

Justo cuando estaba acomodando las cosas me di cuenta de la lata de café que he comprado, justo la misma que tú me compraste alguna vez y lleve a un trabajo, tus palabras fueron: “Para que comiences el día bien y no le pidas nada a nadie”.

Ya te imaginaras que casi me suelto a llorar, ni que decirte Alex, todo me duele.

El resto de la tarde ha sido tranquilo, lavar la ropa, los trastes y levantar lo poco que ensucio, espero que esta semana la señora si venga a hacer la limpieza, ahora resulta que solo estará con nosotros este año ya que el otro quien sabe qué hará. Como dice Cecilia: “Si aprendemos a vivir sin personas importantes podemos hacerlo con ella”.

Espero dormir temprano, me siento cansada Alex.

Alex… ven ya por mi… no tardes… TE AMO.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario