30 de marzo de 2014

Una tormenta de 3 horas

Hoy si me he despertado temprano y acompañe a tu mamá a misa, Cecilia ha ido con nosotras y ellas han aprovechado en comprar su verdura y fruta, a veces pienso que es tonto ir al rastro pero bueno, es el gusto de ellas estar en los mercados.

He ido con mamá, aunque no tarde mucho en su casa, me quede poco tiempo, no sé porque estoy tan de mal humor Alex, quizá por los cambios en la casa, que no quisiera que pasaran, quizá por tanta soledad, aunque bien sabes cómo es mamá y muchas veces me saca de mis casillas.

Ella ha estado muy nerviosa por lo de su operación, lo bueno es que la han reprogramado para este próximo jueves, esperemos que todo salga bien. Por favor Alex, ayúdala, me duele mucho que no vea bien.

He vuelto temprano a casa, quise aprovechar para darle una buena lavada a la nena, la he llevado donde siempre, lo malo es que ya cuando la estaban secando se ha soltado a llover tremendamente, estábamos solo dos personas esperando, bueno más bien una familia joven con un pequeño y yo.

Pensé que se quitaría rápido pero sin pensarlo me he quedado más de 2 horas en el lavado, al final me he puesto a charlar un poco con el chico que me atendió, bastante amigable Alex, solo que algunas de sus preguntas me hicieron sentirme triste, sobre todo eso de que si tenemos hijos.

Siempre que me hacen esa pregunta maldigo el habernos esperado, maldita sea yo y mis miedos.

Al volver paso a ver a tu mamá, me da un taco de carnitas y me regreso a la casa rápidamente para darme un baño pues me moje un poco, cuando guarde a la nena aun llovía, bueno solo chispeaba, le puse su pijama y es todo lo que he hecho hoy Alex.

El resto de la tarde me la paso en casa, charlando un poco con mamá, ella está feliz de que haya comprado ya el microondas e insiste en pagármelo, pero le dije que no es necesario, como no pude hacerle cambiar de opinión le dije que lo tomara como que yo le di ese dinero para Luis, a mano hemos quedado.

Y así ha sido mi día Alex, aunque termino llorando tu ausencia, como cada noche, de nuevo me he asomado a la puerta y he dicho: Hoy tampoco vienes Alex.

Te sigo esperando.

Alex… ven ya por mi… no tardes… TE AMO.

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