5 de octubre de 2012

Arturo, el libro

Hoy no tengo muchas cosas que hacer Alex, pude conciliar el sueño hasta tarde o muy de madrugada, como quieras verlo, la verdad me paso mas el tiempo dormida que despierta por dos razones, la primera es que al menos en sueños tengo la esperanza de verte, de que el dolor no sea tanto, la segunda es para no estar mucho tiempo al lado de mi madre y tener que tolerar sus arranques.

Comienza a ser incomodo el ambiente cuando estamos las dos juntas, sus charlas y mis monosílabas respuestas son constantes, mi poco interés por salir de casa y sus ganas de salir de casa comienzan a chocar.

Pero sabes Alex, ayer encontré el libro que por años estuvimos buscando, Arturo de Stephen Lawhead, solo que no pude comprar solo ese libro, termine comprando 4 pero el precio me resulto bastante cómodo, aunque ha sido más el tener la versión que tanto estuvimos buscando, por fin tenemos ya la serie completa del Pendrágon, no se si en algún momento llegue a tener las fuerzas suficientes para leerla, estoy segura que cuando lo haga será muy difícil, triste pero a la vez reconfortante, no lo se, pero será difícil hacerlo.

Así que me levante con el tiempo suficiente para vestirme, tomar un poco de dinero e ir al encuentro del vendedor para cerrar la transacción. Mientras lo hacía mamá se había ido a comprar algunas cosas a canal del norte, por supuesto no quise acompañarla, tantos recuerdos, tanto dolor.

Llegue a tiempo, revise los libros y di el dinero, como lo hicimos la ves que compre el libro de Anne Rice y me acompañaste, solo que esta vez estaba sola, al menos en esta realidad Alex.

Volví a casa en poco tiempo, comencé a comer mientras trataba de medio escuchar lo que mamá decía, pero me alteré cuando me dijo que había tendido su ropa interior arriba, por supuesto le pedí que la bajara pues a ti no te gusta que lo haga, lo bajo rápidamente pero ha sido motivo por el cual en la noche hemos discutido.

De nuevo los chantajes, la forma de que tiene para hacerme sentir mal, sus argumentos, aunque he aplicado lo que tu me enseñaste y deje que hablara para después atacarla con sus mismos argumentos, por supuesto todo esto derivado del estrés que tenemos las dos, sobre todo porque ninguna se siente a gusto, claramente se da cuenta como está invadiendo mi poca privacidad, como me incomoda su presencia en nuestra casa Alex, pero que más podemos hacer?

Después de hablar le he puesto en claro que aun no es el momento en el cual puede volver a su casa, sobre todo por las cosas que seguramente haría mi hermanita al tenerla ahí. Gracias hermanita, como siempre eres una molestia a mi alrededor.

Alex... ves porque me quiero ya ir?... te necesito tanto... no tardes... ven ya por mi... TE AMO.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario