3 de enero de 2012

Triste y sola

Comenzó a sonar el despertador a las 9 de la mañana, simplemente lo apague y continué durmiendo o más bien dormitando. Fue la música de los vecinos la que me hizo levantarme de la cama. Era ya medio día.

No tenía ganas de salir de casa, pero al tratar de disculparme con Pedro y decirle que iría mañana él me dijo que no estarían pues, junto con Victor, iría a Tuxpan. Me puse rápidamente un pantalón, me lave la cara y me dirigí a la oficina, en 40 minutos había ido y venido Alex.

Traté de distraerme en el camino, puse la mente en blanco pero no me sirvió Alex, cualquier cosa me recuerda a ti, hasta el más mínimo detalle me hace pensarte, añorarte y necesitarte.

Cuando llegue comí un poco, me he sorprendido a mi misma cuando al calentar la comida instintivamente dije: “Vamos a comer Alex”. Pero solo tenía un plato con comida entre las manos, que triste momento.

Al caer la tarde comenzó a hacer bastante frio. Nuevamente los pies helados aun y cuando me pongo calcetas gruesas Alex. Te extraño tanto. Por la noche, después de bañarme, me he metido entre las cobijas esperando con ello que se me calienten los pies, he fallado, siguen fríos.

Tu mamá me llamo para darme un pedazo de rosca que le trajeron de la tienda, fui y agradecí enormemente el gesto y regrese a casa. Han descubierto quien tiraba los huevos a la casa, uno de los vecinos de enfrente. Ni siquiera eso me ha hecho sentir un poco “alegre”.

Qué triste me siento Alex, triste y sola.

Alex… ya no quiero seguir aquí… por favor ven por mi… te necesito tanto… por favor… no tardes… TE AMO.

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