Eran como las 11 de la mañana cuando tu mamá comenzó a llamarme, fue mi mamá quien me despertó y en poco tiempo me levante y vestí. Tu tía Antonia le llevo una enorme rosca de reyes y me invito un pedazo, eso sí, me hizo partirla a la mitad para ver si me salía un muñeco, y así fue. Me dijo que debía pagar los tamales y se comenzó a reír.
Ella no quería que nos descubrieran con el pedazo afuera de la casa, vaya nuestra suerte que al salir estaba ahí su hermana y Perla, con todo y perros, rápidamente tu mamá me dijo que me fuera y así hice.
Llegue a casa con el pedazo y se lo día mi mamá, mientras ella comía subí a jugar un poco con las huronas, creo que les ha hecho bien tomar un poco de sol y estirar las patitas, una de ellas jugando me ha soltado tremenda mordida lo bueno es que fue en una parte donde traía puesto el suéter y no paso a mayores.
Toda la tarde me he sentido bastante triste, he tratado de hablar un poco más con mi madre pero sinceramente su plática de la familia me tiene sin cuidado, no me interesa si ha nacido alguien más o si hay peleas, reconciliaciones, fuese lo que fuese no le preste mucha atención.
Por la tarde llevamos los recipientes en donde tu mamá nos dio un “taco”, no me agrado mucho ver a Andrea, saludamos cortésmente y salió de la casa, un momento bastante incomodo para todos, especialmente para mí. Me doy cuenta que solo 3 personas me han aceptado en tu familia Alex, por supuesto el primero has sido tú, luego Don Manuel y al final tu mamá (más a fuerzas que nada pero puedo decirte que me ahora me ha aceptado, demasiado tarde para ti y para mi Alex).
Justo cuando mamá se ha ido a recostar he comenzado a llorar, me siento tan mal, ella dice que mi constante frio se debe a que como mal, quizá tenga razón, pero he evitado decirle que es debido a que ya no quiero seguir aquí, quiero estar donde tu estas esperándome ojalá por poco tiempo.
Alex… ven por mi… por favor… duele y tengo tanto miedo… sobre todo duele mucho… no tardes… TE AMO.
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