24 de diciembre de 2011

Un dia como cualquiera

Trate de dormir temprano Alex, me recosté un poco antes de las 3 de la mañana pero di n vueltas a la cama hasta que me quede dormida, no sé exactamente qué hora era pero si pasaron muchos minutos. Por la mañana nuevamente di varias vueltas hasta que por fin me levante de la cama, eran ya casi la 1 de la tarde.

Fuimos a comprar algunas conchas rellenas pero no encontramos ni una, estaban los estantes llenos de pavos, piernas y lomos. Será para otra ocasión cuando pueda probarlas y comprar algunas para tu mamá Alex.

Caminamos hasta llegar a los pescaditos pero tampoco los habían abierto, mi mamá y yo nos regresamos a la casa. Sigo caminando encorvada y mirando el piso, para que levantar la mirada si todo me duele y hace llorar?

La tarde se fue rápida, entre lavar, limpiar a las huronas y acomodar las flores en el florero. Oscureció en un dos por tres, antes de meterme a bañar fui a hablar un rato con tu mamá, estaba Cacho pero cuando me vio se despidió y salió, nos dejaron solas.

La charla fue tranquila, sin problemas, aunque sin que ambas quisiéramos comenzamos a llorar Alex, como nos duele tu ausencia, para ambas es tan difícil, mientras tanto los Díaz estaban en la cocina con una charla muy alegre, solo me quede un rato y me vine a la casa, tampoco ellos harán algo especial este día.

Qué puedo festejar Alex?... ya no tengo nada en esta vida por lo que celebrar o sentirme alegre, lo más preciado que tenia se ha ido dejando tras de él un enorme dolor y tristeza.

A Xochitl se le salió decirme que irían a la casa de Armando para pasar estas fechas, pero en ningún momento me han invitado, y aunque lo hicieran preferiría mil veces quedarme en la casa que tristear en lugares ajenos.

Mamá se ha ido a dormir, las luces de la casa de tu mamá están apagadas y yo sentada en la sala viendo pasar el tiempo.

Alex… por favor ven por mi… TE AMO.

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