2 de noviembre de 2018

Yendo por las paletas

Cuando me desperté esta mañana pensé que sería un día típico y muy tranquilo, así que comencé a lavar mi ropa pues quería ganar tiempo ya que el sábado iría a casa de David al cumpleaños de su sobrina, solo que por ahí de la 1 de la tarde, justo cuando apenas estaba terminando de lavar las cobijas de la cama, me llama Belén para decirme que todo el asunto de la fiesta se adelantó pues mañana se van a llevar a la niña quien sabe a dónde, cosa de sus otras tías, por lo que me preguntaba si ya estaban listas las paletas que mandó a hacer con Miriam, la hermana de las gemelas del gimnasio.

Así que le mandé mensaje y comprobé que así fuera, por lo que todo cambio en cuestión de horas, por lo que he dejado las colchas en suavizante, me he preparado y salí al encuentro de Miriam, para lo cual la cité muy cerca de la estación del metrobus, de ahí a casa de Belén.

Y he tenido suerte pues al llegar al Rosario, ya estaba el camión a punto de salir, apenas me subí y arrancó, vaya suerte, aunque el trayecto se me hizo sumamente largo y hasta nerviosa me puse ya que pensé que me había pasado, pero no, por fortuna una pareja me orientó bastante, así que llegue sin problemas y de ahí tomé un pesero que me llevo al punto de encuentro, ahí me esperaba Belén con Lilian y su pequeñita.

La impresión que tuvo Belén con respecto a las paletas fue la misma que la mía, ambas pensamos que las paletas iban a ser un poco más grandes, pero no fue así, eran bastante pequeñas y bueno, solo falta el sabor y determinar si valen o no la pena.

Todo estuvo muy tranquilo en casa de David, aunque se me hizo extraño que su mamá se fuera a un funeral al termino de la celebración y por lo que estuvimos charlando, es una situación muy común por esos lares, al parecer ya les llego la delincuencia y casi cada semana aparece alguien muerto, que feo.

De ahí nos hemos ido a casa de Belén, donde tuve una charla muy amena con su mamá, hasta me mostro fotos de ella cuando era pequeña, muy orgullosa de sus chinos, que luego heredo a sus hijos, aunque a Belén casi no se le noten. Y la charla se extendió hasta altas horas de la madrugada, momento en el que más que charlar quería dormir.

Pasadas las 12 de la noche, Belén por fin se apiadó de mi y nos fuimos a dormir, me ha dejado su recamara y una colcha muy ligera, que al principio me dio bastante desconfianza, y que resultó bastante calientita, así que a dormir Alex.

De verdad te he extrañado hoy… ven ya por mi… TE AMO ALEX.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario