3 de noviembre de 2018

El perro en las azoteas

El dormir en casa ajena hace que estés más alerta con los sonidos, y hoy no fue la excepción, por lo que cuando paso el señor del gas me desperté, me levanté de la cama y la tendí muy bien para luego vestirme y sentarme a la orilla de la cama, cuando pasaron unos 15 minutos abrí un poco la puerta y luego fui al baño, hasta 30 minutos después fue que Belén y su mami se levantaron, de ahí a desayunar.

Me han invitado unos ricos tamales de calabaza, aunque picosos, estaban muy ricos, el estar fritos preferí solo comer uno argumentando que como poco, ahí conocí a la nueva señora que les hace el aseo, muy amable por cierto y casi de mi edad, pero me sorprendió el hecho de que ya hasta abuela es.

Cuando terminamos todos de desayunar he ayudado a lavar los platos, mientras esperaba que Belén se terminara de bañar y arreglar, una vez más me han dado comida para traer a casa, unos ricos tamalitos, calabaza en dulce y hasta huazontles, aunque estos últimos debo terminar de prepararlos pues me explicaron que debía hacer una masita, ponerles queso en medio y hacer tortitas, que serán acompañadas por el rico mole que también me dieron.

Y nos dirigimos a de nuevo a la ciudad, aunque antes de llegar a casa la he acompañado al centro para dejar un celular en un local donde los reparan, de ahí fuimos a la Morelos pues iba a hacer algunas otras cosas, por suerte salimos sin problemas de ahí y para rematar el día hemos ido a comer unos tacos, al mismo lugar donde fuimos hace tiempo con David, esta vez si me he animado a llevarme uno para comerlo después, aunque estoy casi segura que terminaré comiéndolo mañana, realmente me siento muy llena, y eso que solo comí uno.

Nos hemos despedido en la parada del metrobus, ella se fue hacia el Rosario para encontrase con David y yo, pues he tenido las colchas una vez que las centrifugue, además de poner la ropa a lavar, incluyendo lo que me puse hoy, quiero comenzar la semana sin ropa sucia, como suelo hacer siempre.

Y como estaba subiendo constantemente a los cuartos de arriba, me percaté de que andaba un perro feliz caminando entre azoteas, al final subieron unas personas y trataron de atraparlo, por lo que terminé “ayudándolos” ya que hable con los vecinos y con su permiso pasaron a su azotea por el perro, así que bueno, creo hice una obra buena este día sin pensarlo.

Termino el día cansada y sintiéndome un poco sola Alex, me haces mucha falta.

Alex… ven ya por mi… TE AMO.

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