21 de abril de 2018

Viajando en moto

Aún y cuando pasé un buen tiempo llorando, me he despertado sin tener los ojos hinchados, así que acomodé todo lo que iba a llevar con mamá y me puse en camino, hemos hecho lo de siempre Alex, ir al rodante y comprar fruta, pasar al mercado y checar el precio de las uvas y al final volver a su casa, como siempre, he terminado olvidando el bicarbonato y la sal de grano que mamá compro para mi en días pasados, ni hablar.

Una vez acomodada la comida en el refrigerador, me he preparado para ir a casa de Belén, como se celebra su cumpleaños he escogido uno de mis libros para regalarle, uno que de plano ni había abierto, pero se bien lo disfrutará como lo habría hecho yo, aunque ya hace mucho tiempo que no leo un libro, una de las tantas aficiones que debería recuperar, no crees?

Para no llegar sola me he quedado de ver con David, esto es una parada antes de llegar a casa de Belén, y llegando ahí me arrepentí pues por momentos me quedaba sola en la parada, solo me encontraba con la señora que vende dulces pues las demás personas iban y venía, el acabose fue el par de pseudo policías que llegaron, ya que cada camión que paraban terminaban con algo en las manos, principalmente dinero, hasta los vi bajar con una caja llena de no sé qué, pero bueno, según David no eran policías y los choferes prefieren darles dinero a terminar con el autobús todo asaltado, de miedo Alex.

Ya en compañía de David nos hemos ido a casa de Belén, he de decirte que uso su moto como medio de transporte, así que estuve bastante nerviosa y terminé con un golpazo en la espinilla derecha, entre que no sabía como subirme, los perros que no dejaban de olerme y el miedo a caer, pues ya te imaginarás. Y ni te digo como estuvo el recorrido, según él iba despacio, pero yo no lo sentí así, mucho menos cuando los perros comenzaban a seguirnos y ladrar. Aunque David me previno, seguro le clavé las uñas cada vez que un perro nos correteaba, simplemente le dije que no había problema siempre y cuando no nos alcanzaran.

Apenas llegamos pues la lluvia nos pisaba los talones, ya en casa de Belén le di el libro y ahí me di cuenta de que era más bien una fiesta para su sobrino, ni hablar. Comí un poco, pues sabe que casi no ceno, ayudé un poco a recoger y luego nos fuimos a dormir, esta vez me toco hacerlo al lado de Belén pues el cuarto que la vez pasada me prestaron lo ocupaba su hermano con esposa e hijo.

Me siento bien Alex, la mamá de Belén me recibió con alegría, sin embargo, me hiciste muchísima falta, sobre todo cuando comenzamos a bromear a David, entre su familia, Belén y yo.

Alex… ya vienes por mí?... no tardes… TE AMO.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario