10 de agosto de 2017

Entregando alarmas

El día amaneció bástate gris Alex, uno de esos días que tanto me gustan, al salir de casa noté un ligero chispeo, pero nada considerable que me hiciera volver a casa por un paraguas, así que seguí caminando. Ya en la oficina pude meter al coquito pues no había casi nadie en la oficina, de hecho, iba llegando casi a la par que Don Jorge, y tuve suerte Alex pues Vic se había ido a correr y, al parecer, se le hizo tarde y volvió pasadas las 11 de la mañana, todo mojado y metiéndose a bañar de inmediato.

Al final estuvimos pocos en la oficina, lo que hizo que pudiera avanzar un poco más para recuperar mi respaldo, sigo pensando en que el disco duro está dañado y que debo tomar más precauciones, al final he perdido más información de la que llegue a pensar, así que eso de tener 1 respaldo más no estaría mal.

Mientras charlaba un poco con Vic me enteré donde andaban los demás, resulta que Silver y César de viaje, Pedro y Sergio visitando clientes y Margarita se reportó enferma, del que no me dio mucho detalle ha sido de Omar, aunque el otro día los encontré charlando en la oficina de Vic y hasta la puerta cerrada tenían. También he comenzado a tener problemas con el correo en la oficina, creo que va en serio eso de pasarme un huevo por todo el cuerpo y quitarme las mañas vibras.

Durante la mañana y parte de la tarde, me he puesto de acuerdo con Perla para recoger las alarmas faltantes en la casa del señor Miguel, solo que cuando pase por ellas me las dieron de mala gana, entre que el señor me dijo: “Sí?, a que viene?” y luego me dijo que una de sus empleadas me las daría y me dejo esperando un rato afuera, y el hecho de que quería ir al baño, me pusieron de malas.

Una vez que dejé las alarmas en la casa y me cambié me fui al gimnasio para sacarme el estrés, o al menos pensar en otras cosas, lo que me ha servido bastante Alex, hasta pude sacarle una mediana sonrisa al niño que siempre anda ahí muy serio, ni se cómo se llama, pero bueno, a veces envidio a Sara ya que les habla a casi todos, en cambio yo prefiero concentrarme en los ejercicios.

El que me hizo reír en varias ocasiones ha sido el doctor, entre sus escusas para no hacer las repeticiones completas, en alardear que hizo no sé que tanto en la mañana y dos que tres comentarios más, al final hizo que el tiempo pasara más rápido de lo normal.

Ya en casa, a punto de cenar, el vecino Eduardo me mandó un mensaje diciéndome que ya estaba afuera, me entere después que Perla le pidió que pasara por las alarmas a la casa, extrañamente a mí no me aviso, pero bueno, un pequeño detalle que no vale la pena comentárselo, ya en su casa hemos tenido una pequeña reunión con los otros vecinos, comentaron algunas cosas, aunque será hasta el sábado que hablemos más en forma ya todos los “coordinadores” reunidos.

De ahí, como llevaba algunas alarmas, comenzamos a repartirlas, todo iba bien hasta que fue el turno de Claudia, se ha puesto de un pesado que casi estuve a punto de decirle que hiciera lo que quisiera, finalmente estamos organizando todo esto sin recibir remuneración alguna.

Tantas cosas Alex, ya ni se en que me metí.

Alex… ven por mi… no me dejes más tiempo, duele mucho estar sin ti… TE AMO.

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