29 de junio de 2017

Vendiendo el colchón viejo

Hoy me he quedado en casa para hacer algunas pruebas con la VPN que ayer pude configurar en la oficina, pero antes de colgarme una medallita debo probarlo y hacer un manual a prueba de tontos, así que me quede y aproveche para levantarme un poco más tarde de lo normal, no mucho pues eran las 9 cuando ya estaba afuera de la cama.

Aunque ha sido un mensaje de Margarita que me orillo a salir del sofá y abrir la computadora para ayudarle con unos documentos ya que debía enviarlos antes de mediodía. De ahí comencé a ver lo de la conexión, pude conseguirla Alex, pero no acceder a las carpetas del servidor, lo que me ha frustrado muchísimo, hasta le pedí ayuda a Charlie y nada, según me dijo es por permisos, pero no lo creo, algo me ha de faltar para lograr el objetivo, solo que no se bien.

Y fue alrededor de medio día cuando escuche como pasaba un camión que compra fierro viejo, solo que no quiso detenerse pese a que le grite unas 3 o 4 veces. Para sorpresa mía ha pasado otro señor poco tiempo después, apenas y lo llamé se detuvo, entre a la casa por un suéter y el teléfono.

He “documentado” con fotos el proceso Alex, desde que el señor vio el colchón hasta cuando lo iba subiendo a su camioneta, al principio solo quería darme 40 pesos, luego accedió a 50 pesos y se vio más interesado en la bicicleta que tu hermana tiene en el baño, por supuesto le dije que solo el colchón y le pedí me cambiara el billete por otro ya que estaba muy viejo, y es uno de los billetes que pretendo guardar.

Ha sido doloroso ver como se iba el colchón Alex, he sentido tanta tristeza, ni el sol en ese momento pudo calmar, sin pensarlo comencé a llorar mientras se iba alejando, los momentos que pasamos ahí hicieron de ese colchón algo nuestro y ahora se alejaba de mí en esa camioneta toda destartalada.

Sequé mis lágrimas y me metí a la casa para tratar de distraerme y no soltarme a llorar como una Magdalena, traté de concentrarme en lo que debía hacer, pero me fue difícil Alex, de plano no pude hacerlo y solo tuve ansia por comer, así que comí.

No a mis horas, pero comí Alex, solo he salido de la casa por dos razones, para comprar tortillas y por lo del colchón, de ahí en fuera me la he pasado en casa, ni siquiera me animé a salir cuando cayó una tremenda tormenta, la calle de nuevo se ha inundado, con decirte que el agua subió tanto que casi se mete a la casa del doctor, solo vi cuando salió y no se decidía en mojarse o no.

Por supuesto prefirió no hacerlo y solo miraba a Enrique, quien, si salió en plena tormenta para quitar la basura de las coladeras, de ahí en fuera nadie más le ayudo, solo cuando dejó de llover la vecina de un lado “ayudo” a quitar la arena que estaba obstruyendo un poco, el vecino de enfrente solo junto la basura que Enrique dejo enfrente de su casa para ponerla en una bolsa y los demás se metieron, poco a poco el agua se comenzó a ir.

Hable con tu hermana para ofrecerme a ayudarle, me di las gracias y dijo que no podía hacer gran cosa hasta que terminara de llover, además de que Víctor estaba ahí y ya habían cerrado la tlapalería para sacar el agua que caía al patio, así que bueno, me quede en casa, ni siquiera al gimnasio he ido, en parte por la lluvia y por lo triste que me siento.

Hasta he hecho sopa para medio calentarme, así que seguí comiendo Alex.

Hoy he comido mucho, he sentido muchísima tristeza, pero sobre todo me has hecho falta.

Alex… ven ya … no tardes… TE AMO.

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