6 de junio de 2017

Las inyecciones de Sara

Antes de ir al trabajo he ido a comprar leche, cuando estaba poniendo las bolsas en la cubeta la señora amargada, me dice que puedo agarrar de las que están atrás, así que saque la que consideré un poco vacía y agarre otra bolsa, creo que ese gesto la enojó pues de mala gana me dice que todas las bolsas traen lo mismo, aunque unas tienen más aire que otras, estuve a punto de decirle que entonces unas tenían menos leche, pero preferí guardar silencio y darle mi tarjeta para que la perforara.

Después de dejar la leche me fui directo a la oficina, donde me topé con Sergio, quien apenas iba llegando, César, que quien sabe a dónde iba, Vic en su oficina y Silver, quien me abrió la puerta. Tiempo después llego Margarita y los demás, aunque luego me di cuenta que Pedro ya estaba del otro lado, pero como ni hace ruido ni cuenta me di que ahí estaba hasta que fue la hora de la comida.

Vic salió a ver un cliente, no sé exactamente cuál fue, pero llego justo a la hora de la comida, suerte para Sergio quien al ver que no llegaba casi se va con los otros ingenieros a comer, desistió y hasta le cambio la cara cuando vio entrar a Vic, casi suelto la carcajada.

Por la tarde he ido al gimnasio, no sin antes acabarme la nieve de tamarindo y la mitad del chocolate que comencé en la mañana, de no haber sido por los comentaros de Margarita me lo hubiera comido todo, según ella debo volver al “buen camino”, ósea comer bien, de lo contrario perderé todo lo ganado, o más bien recuperaré todo lo perdido, que se yo.

Llegue al gimnasio poco antes de las 7, como no llegaba Joel comencé a hacer abdomen, ahí me di cuenta que Sara hablaba medio misteriosamente con Christian, cuando menos lo espere ya estaban yendo hacia el baño de mujeres, de primera instancia pensé que estaba poniéndole algún tipo de pomada, aunque ya después me dijo que le puso una inyección para bajar de peso.

Cuando le pregunté sobre su profesión me dijo que iba todos los días a Teotihuacan, por supuesto pensé en ti Alex, sobre todo al explicarme que es arqueóloga, me sorprendió mucho eso, creo que hasta te he visto detrás de ella, casi me suelto a llorar, pero como pude le dije que era mejor un nutriólogo a meterse cosas que ni siquiera sabe que es ya que no supo decirme lo que le inyectaron, solo repetía que para quemar grasa.

Recuerdo la vez que Christian me ofreció lo mismo, cuando le mencione eso a Greisa inmediatamente me dijo que no se me ocurriera hacer eso, me explico que esas inyecciones no son tan buenas, además sigo pensando en el pequeño mantra que me fabrique al comenzar Alex “Naturalmente lo subí, naturalmente lo bajo”, y creo que no soy la única persona con esa idea Alex, las gemelas piensan lo mismo.

De hecho, una de ellas hablo con la chica que lleva ya mucho tiempo y nada que baja, le dijo que me preguntara sobre la nutrióloga, pero pues nadie se compromete de corazón, y digo que es difícil, tanto que a veces debo recurrir a los comentarios de Margarita para cumplir el régimen.

Eso sí Alex, al llegar he cenado una ensalada con media latita de atún, más por obligación que por hambre, ya cuando tenga cita con la nutrióloga le comento de mi ansia por el azúcar y lo inapetente que estoy por las noches.

Alex… ojalá estuvieras aquí, seguro que ya habrías llegado a tu peso, estarías tan guapo o más, como cuando te conocí.

Alex… ven por mi… TE AMO.

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