12 de noviembre de 2014

La máquina virtual

A veces creo que Vic se pasa de bueno con nosotros, hoy me he dado cuenta que también él se preocupa por los cursos que Enrique va a dar en Puebla, yo le he conseguido la mitad de los cursos, y hoy Vic le consiguió la otra mitad con los vecinos, así que solo le queda desechar todo aquello que no usa y armar su curso de la mejor forma posible, una tarea no tan difícil.

Donde veo que si se pondrá un poco difícil es en las practicas, no sé exactamente que tenga en la cabeza para dar. Pero es su problema Alex, no el mío. Mucho tengo con tratar de hacer mi trabajo como para facilitarle todo a él.

Y me he pasado de nuevo el tiempo con los vecinos, aunque esta vez he estado ayudando un poco más, lo hago sobre todo para aprender un poco e intercambiar cosas, trabajo por información de ellos. Ni hablar Alex.

Por la tarde me he desesperado tanto con Enrique que casi lo mando a volar, eran las 5 de la tarde y se quejó de que la máquina virtual no funcionaba, por lo que tuve que ayudarle, desinstalé muchas cosas, entre ellas su preciado Skype, que luego me exigió instalarlo en la laptop que usa, pero como es vieja hay que buscar una versión antigua, pero dudo que funcione pues va a estar pidiendo que se actualice.

Continuo con mi relato, llegó un momento en el cual comenzó a guardar sus cosas y prácticamente se sentó atrás de mí y cruzo los brazos, como esperando a que yo resolviera sus problemas, cosa que afortunadamente hice, pero ha puesto una cara cuando comencé a quitar programas.

Al final terminé diciendo que el objetivo principal es hacer funcionar la máquina virtual para que no tuviera pretextos al prepararse para los cursos, se quedó callado y no le quedó más que aceptar lo que dije.

Sinceramente no pienso instalarle el Skype en su máquina, se la pasa charlando con cuanta chica se le cruza enfrente, me da pena su esposa, pero aceptará ella esto o ni en cuenta?

He terminado el día en la oficina con una estrellita en la frente, pude hacer funcionar la máquina virtual sin ayuda de nadie, dejé todo listo para que Enrique haga lo que tenga que hacer y volví a casa antes de que comenzara a llover, aunque ya es tiempo de que lleve al coquito a bañar.

Sentimientos encontrados Alex, por un lado me siento orgullosa con mi trabajo pero por otra parte no tengo con quien compartirlo, solo algunas cosas con Pedro u Omar, pero ellos están en Salina Cruz en otro proyecto.

Te das cuenta cuanta falta me haces?

Alex… ven ya por mi… TE AMO.

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