24 de noviembre de 2014

Caminando sola

Pensé que sería como la última vez, cuando nadie noto mi salida con la maleta de la casa, justo cuando doblaba la esquina sentí una mirada en la espalda, voltee y era Janeth junto con su hermana, no me quedó más que saludar con la mano y seguir caminando, espero que no le vayan a decir a tu mamá que me vieron con maleta en mano, aunque en el camino a Puebla pensé en una posible explicación.

Como mamá les ha dicho que fui a dar un curso, diré que lleve equipo y material en la maleta por ser muy pesado, eso sí me llegaran a preguntar, de lo contrario lo dejaré pasar. Total, ellos hacen muchas cosas y yo ni enterada, como los viajes de tus sobrinos Alex.

El camino estuvo tranquilo, pero un poco desesperante pues las colombianas, sentadas atrás de mí, no dejaban de patear un poco mi asiento, ni hablar, no pude dormir, además pasaron la película de Divergente, que al final no terminamos de ver.

El plan es quedarnos hasta el miércoles, y eso en caso exagerado, por lo que pagaremos dos noches de hospedaje para evitar estar llevando de aquí para allá maletas.

Hemos ido a comer a un lugar, a la vuelta de la planta, un poco rico, lo curioso es que solo sirven una sopa y el guisado, las enchiladas que pedí no fueron del todo mi agrado pues estaba un poco dura la tortilla, deje una sin comer, para evitar que me tire un braket y luego la dentista se enoje conmigo.

A las 6 de la tarde ya estaba lista para irme, pero Enrique me dijo que quería quedarse un poco más pues no había terminado de solucionar algunos pendientes que trajo, así que con maleta en mano me he ido a buscar un taxi, ahí fue cuando la cosa se puso dura, esperé unos 15 minutos y nada, preferí caminar un poco, pero por más que lo hacía ni luces de un taxi, todo ese trayecto me dio miedo por lo solo y oscuro que estaban las calles.

Todo ese trayecto no he dejado de pensar en ti, si tu estuvieras cosas como esas no estarían pasando Alex, maldije muchas veces mi suerte, ni que decir de lo que estoy pasando, en fin. Por fin llegue a una avenida, el primer taxi me dijo que no sabía, el segundo se ha portado muy amable y me llevo hasta la entrada del hotel, el mismo que había escogido la vez pasada.

Me han dado una habitación más grande, la ejecutiva, pero tampoco tiene tina de baño, sigo teniendo suerte para que la gente se acuerde de mí, lo digo por la gente del hotel que me ha tratado muy bien.

Cambie mis zapatos y me fui inmediatamente a recoger mis aretitos, me los dieron sin problema, espero que ya no se vuelvan a romper, de regreso pase por la dulcería y compre bastantes dulces para mamá, luego una cemita para cenar y algo de beber. Todo estuvo bien, hasta la cemita que fue la decepción de la noche.

Ni hablar Alex… cada día sufro más tu ausencia… ven ya por mi… no tardes… TE AMO.

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