5 de noviembre de 2014

Corrigiendo pantallas

Hoy si hemos ido a desayunar, encontramos un restaurancito que abrió a las 8 de la mañana, teníamos 30 minutos antes de que Misael pasara por nosotros, un rico jugo de naranja, chocolate caliente y un omelete con queso y chorizo para comenzar el día.

Y llegamos temprano a la planta, por supuesto lo primero que hice fue encaminarme al cuarto de control, por fin hoy he acaparado el equipo, casi no deje que Enrique o Misael lo tocaran, eso fue lo que pensé desde ayer, para que luego no digan que solo he ido de vacaciones.
Lo chistoso es que comencé a hacerle plática a un operador, me pregunto algunas cosas técnicas, que por supuesto Enrique no sabía, luego a corregir las pantallas, cambio de colores, formas, tamaños, funcionalidad, etc.

El primer cambio fue en el color, fue Misael que propuso un verde oscuro para sustituir mi gris en el fondo, y así comenzaron los cambios. Como siempre he sido bastante metódica al momento de alinear formas y fusionar dos pantallas en una para mayor comodidad de operación.

Así transcurrió el día, escuchando opiniones y dando una mejor apariencia a mis pantallas, y digo mías porque he tratado de darles mi toque personal Alex, como siempre me recomendaste hacer.

Las veces que Enrique estuvo conmigo fueron bastante incomodas, sobre todo porque usaba una de las sillas de los operadores, la ajustaba a su gusto y desparramaba toda su humanidad en ella para concentrarse en usar tu teléfono, ve tú a saber qué hacía o leía, pero no lo sacabas de ahí, por supuesto es una muy mala imagen para la empresa, creo que tendré que comentar con Víctor este tipo de situaciones en donde nos deja mal parados como empresa, no dudo de sus capacidades técnicas, pero deja mucho que desear en lo personal.

Cuando íbamos ya de salida Misael nos dijo que él se iba a regresar a la Ciudad de México, afortunadamente accedió a darnos un aventón al centro de la ciudad, así que en cuanto pudimos nos quedamos en el centro, con mochilas y maletas, a buscar hotel Alex ya que se venció hoy la reservación que hicimos en el hotel que Enrique propuso, por supuesto he sugerido un cambio pues no me siento del todo cómoda, no hay restaurante, la televisión no funciona y el agua caliente no sale muy bien, hay que dejar un buen rato desperdiciándose el agua para que comience a salir, cosa que por supuesto no me gustó.

Y vimos varios, uno de ellos de 250 pesos pero muy lúgubre, otro de 800 pesos que por supuesto salía de nuestro alcance y encontramos uno a 2 cuadras del zócalo, la diferencia con respecto al otro era solo de 30 pesos pero tenía restaurante y daban una cierta cortesía por la mañana y noche, veremos que tal Alex.
Después de registrarnos hemos salido a caminar, bueno más bien yo porque Enrique se ha ido, quien sabe dónde, a hacer ejercicio, mientras yo me quede en el centro, entre a la catedral y traté de pedir un cabo de cirio para mi Tío Juan, sigue aún un poco delicado por su operación.

Al final me ha atendido un sacerdote que me regaló una vela, si Alex… pedí un pedacito de cirio y me dio una vela, eso sí especial para mi Tío, le rezó y la consagro a su salud. En fin, como dice mamá, en Puebla hay más de 300 iglesias, seguro que en una podré conseguirlo.

Cansada, muy cansada, un baño y a la cama Alex… te extraño tanto… ven ya por mi… por favor… TE AMO.

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