28 de septiembre de 2013

Sintiéndome ausente

Hoy ha sido un día completamente extraño Alex, me desperté antes que el despertador, me vestí y salí de la casa antes de que mamá llamara para despertarme e ir por la leche, el camino que hago cada miércoles y sábado me resulto tan extraño, a veces largo, a veces corto, como si el trayecto tuviera muchas lagunas, no recordaba haber pasado por algunas partes, aún y cuando siempre hago lo mismo.

Tampoco estaba el señor de los jugos, ni siquiera la iglesia estaba abierta como acostumbra estarlo los sábados, todo me resultaba tan extraño Alex, tan diferente.

Ni se diga el resto de la mañana, terminé guardando la leche en el refrigerador y me fui a la cama, me quedé dormida casi inmediatamente, me he despertado justo a tiempo para comer algo e ir por los demás para ir a poner flores.

El camino fue lo mismo, aun ahora no recuerdo exactamente lo que hemos platicado, se que el niño ha estado hablando mucho y jugado con su tablet, tu mamá en ocasiones se quedo dormida y Cecilia tratando de ser simpática con el niño, tantas cosas que me resultan difíciles de recordar.

Lo que si no olvido fue que en cuanto llegamos y comenzamos a limpiar las flores los mosquitos han hecho de las suyas, a todos nos han dado dejado tremendas ronchas, apenas matabas uno cuando ya tenías encima cinco más, el niño de plano se cubrió las piernas con su playera, lo bueno es que le quedaba grande.

Como pudimos esparcimos la semilla de pasto que llevaba, el güero le dijo a tu mamá que necesitaba cambiar ya el césped y que le costaría 400 pesos cada una, así que preferimos, por ahora, intentar con el pasto, tal cual hacía tu papá Alex. Aunque tu mamá se la paso ordenándonos a cada momento, que si así no, que ahí no, que agachados, etc. El pobre ahijado solo se me quedaba mirando, con la cabeza le dije que no le hiciera mucho caso, pero si fue un poco molesto eso.

Nos ha quedado la mitad de pasto, la próxima semana le pondremos un poco más. Lo he guardado como dijo tu mamá, me ha dado risa que al final me dio el dinero que gaste comprando la bolsa, mejor lo acepté y no he dicho gran cosa, al final ella es así.

Lo mismo pasó cuando estábamos arriba, lo que nos orillo a poner las flores rápido y volver a casa, hacia donde fueras había demasiados moscos, seguro es por la humedad y sobre todo la hierba que está muy grande ya y no la cortan. Hoy ni siquiera el niño ha querido buscar su, acostumbrado, caracol.

Sé que comimos algo, no recuerdo que ha sido, pero en el camino el niño me ha pedido agua, por supuesto se la he comprado hasta que llegamos a casa, en la cacho tienda, pero le explique el motivo por el cual lo hice. Por supuesto lo entendió y ambos bebimos un poco de agua.

Después de dejarlo en su casa volví a la nuestra Alex para terminar con este día extraño en el cual me siento tan ausente.

Creo que me voy a enfermar de nuevo.

Alex… ven ya por mi… no tardes… TE AMO.

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