25 de febrero de 2016

Las lágrimas de Enrique

Ha sido un día lleno de emociones Alex, por una parte cuando llegue a la oficina el ambiente se tornó un poco hostil cuando Omar entro, como regañado, a la oficina de Vic, en ese momento cerraron la puerta y comenzaron a charlar un poco, por supuesto que por más que agudizaba el oído no puede escuchar algo en concreto.

Luego me he ocupado en hacer otras cosas, hasta que Margarita me dijo que lo mejor sería que me quitara los audífonos pues la charla comenzaba a ser más intensa. Lo único que pude escuchar es que tuvo problemas con un compañero de trabajo, el que solemos llamar Enrique mexicano, pero no supimos en ciencia cierta de que se trataba.

Luego ha venido el “Drama” que ha estelarizado Enrique, el cubano, primero llegando tarde a la partida del pastel de Omar, que de nuevo he traído a la oficina a petición de Vic, además si no lo hago nadie más se apunta y así aprovecho en probar nuevos sabores, pero bueno me desvío del tema.

Poco tiempo después que partimos el pastel y pasamos un rato agradable, llego Enrique en compañía de su esposa, pero ella se ha quedado afuera, solo lo he visto entrar con dos mochilas en las que se ha llevado sus cosas personales, por supuesto sin avisarle a alguien.

De hecho nadie ha prestado atención a eso, cada quien se ha metido en sus asuntos, por una parte Omar que ha ido al centro, don Jorge a dejar material, Margarita atendiendo las cotizaciones que nos solicitan, Vic resolviendo problemas y yo atorada con algunos otros asuntos.

Solo ha sido hasta que Enrique hablo finalmente con Vic que este me ha pedido checar algunas cosas con él, como recoger el uniforme que le dimos, ver la entrega de la laptop que se le asigno entre otras cosas.

Ahí fue donde Enrique se ha quebrado, cuando subí y al cerrar esos puntos, simplemente vi como comenzaba a aflorar el lado tierno y sensible de él. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas y en pocos segundos vi a un Enrique desmoronado.

Ha bajado a despedirse de cada uno de nosotros con un apretón de manos y en algunas ocasiones un abrazo, cuando por fin fue el turno de Don Jorge termino llorando en sus brazos, pero es que no lo entiendo Alex, si ha sido decisión suya el irse porque se pone así. Por supuesto que a todos nos ha sacado de onda esa reacción.

Al final he visto cómo se iba en su bicicleta y le decía a Don Jorge: “Hasta mañana”. Después de eso he leído su correo de despedida y las palabras que poco a poco los demás le iban enviando, todas ellas de apoyo y buenos deseos, al final creo que no somos tan malos Alex, pero él nunca se integró a nuestro equipo de trabajo.

He sentido feo verlo desmoronarse, pero ni hablar, fue su decisión.

El resto de la tarde lo he pasado en casa, sin mucho que hacer, esta semana ha sido de no ir a patinar, espero que este receso sirva para seguirle dando con ganas.

Alex… ojalá estuvieras aquí, tantas cosas por contarte…. Te extraño mucho… TE AMO.

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