1 de noviembre de 2011

Unas tijeras y la misa

Me acosté a la misma hora que en días pasados Alex, tarde bastante en conciliar el sueño, di muchas vueltas en la cama y no dejaba de pensar mil cosas. Cuando por fin me quede dormida comencé a tener pesadillas. Creo que quise gritar pero no pude hacerlo, según mi mamá dije cosas extrañas y hacia ruidos por lo que me despertó. Esta vez no prendí la luz como en otras ocasiones, las lagrimas me mojaban la cara y nuevamente volví a quedarme dormida.

Me levante antes de las 11 de la mañana, bastante triste y sin ganas de hablar. Como no pude encontrar mis tijeras para las flores fui a la tienda para comprar unas iguales, afortunadamente las encontré y busque algunas cosas que hacían falta, bastante gente en la tienda para ser un normalmente un día laboral. Todos los cajeros estaban disfrazados, solo los mire pero no me causo la mas mínima emoción.

Regrese a casa caminando sintiéndome bastante triste y con frio aun y cuando caminaba bajo el sol. Por la tarde lleve a comprar pan a tu mamá, llevándome una extraña sorpresa. El domingo entre tantas cosas mis tijeras para cortar las había guardado tu hermana Alex, luego al poner la ofrenda se las entrego a mi mamá y ella me las dio a mí. Recuerdo que las puse en el sofá de la casa grande. Ayer fui a buscarlas y por más que buscamos en toda la estancia no la encontramos, me ayudo Cecilia y tu mamá y nada. Como tú me decías, todo fuera como eso. Pero al subirme en el coche la sorpresa fue que ahí estaban las tijeras, en el lugar donde siempre las suelo poner. Por más que repace todo lo que pasó estoy segura que las tijeras las puse en el sofá de la sala. Mi mamá, doña Celia y Cecilia coincidimos en que algo extraño paso. Aun ahora sigo pensando lo sucedido con las tijeras.

Mi mamá me hizo el favor de traerme lo necesario para prepararte bistecs a la mexicana, tal y como te gustan. Los prepare con mucho cariño y tratando a toda costa de no llorar. Sé que es uno de tus platillos preferidos. Y aunque suene extraño es lo primero que cocino desde que te fuiste Alex. Deje que se enfriaran y repartí en 2 platos, uno que coloque en la ofrenda de la casa y otro para la de tu mamá.

A las 6 de la tarde fuimos nuevamente a casa de tu mamá Alex, esta vez con la intención de ayudarles con los preparativos para la misa de todos los santos y poner en la mesa lo que había preparado, deshoje lo que quedaba de las flores para el camino y esperamos a que la gente comenzara a llegar. La misa transcurrió normal, me trague lo más posible mis lágrimas aunque cuando comenzamos a nombrar a las personas fue el acabose, apenas pude decir tu nombre y los ojos se me llenaron de lágrimas. De toda la gente que estaba ahí reunida solo pude ver a tu mamá llorando, Alex solo a ella y a mí nos parte el alma tu ausencia.

Al término de la misa ayudamos a repartir la comida, me encargue de los tamales. Todo resulto bastante bien. Atole, tamales, pan y café se repartió a todos y cada una de las personas que fuimos, solo había familia reunida.

Cuando se comenzaron a ir varias personas se acercaron a la ofrenda y justo en el momento en el que tomaban fotos con el celular me vine rápido a la casa por la cámara, aproveche y tome algunas fotos, no tanto por gusto si no con la ilusión de encontrar en alguna de ellas algún indicio que me indique lo cerca que siempre estarás de mi Alex, aunque por ahora no es de la forma en la que necesito. Te extraño muchísimo y ya nada es lo mismo sin ti…

Regresamos a casa y prendí la calabaza que compramos hace años en el mercado de Jamaica Alex, pido con todo el corazón sirva para guiarte y puedas venir a la casa.

Alex… por favor no tardes mucho en venir por mi… te extraño tanto… ven ya… no me dejes aquí… no me gusta estar sin ti… sobrevivo cada día a tu ausencia… ven ya por mi… TE AMO.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario